Los debates presidenciales son ejercicios cívicos que permiten una difusión muy amplia de las propuestas de los candidatos, además de aprendizaje político y formación cívica. No obstante, están inmersos en un ambiente mediático y político de confrontación, negatividad y personalización, lo que pudiera imprimirles tales características. Tomando como base la teoría funcional de William Benoit, que considera estos ejercicios como despliegues de estrategias de costo/ beneficio destinados a aclamar, atacar o defender a los candidatos, elaboramos un análisis de contenido de 518 unidades de los dos debates presidenciales de 2012.
Encontramos un uso más bien propositivo y no confrontativo de dicho formato, centrado en la exposición de temas y propuestas y no de características personales, a pesar de los incentivos de los candidatos para dañar al más aventajado.