Las innovaciones tecnológicas del siglo XIX contribuyeron al desarrollo del ferrocarril, incidiendo en la circulación de bienes y personas hacia destinos lejanos. Esta moda común de las sociedades europeas se desplazó a otras latitudes y Yucatán no fue la excepción. El ferrocarril propició cambios significativos porque la élite local se aficionó a los viajes hacia las recién descubiertas playas como lugares de veraneo y espacios exclusivos. No obstante, cuando el pueblo fracturó la división social en las playas, la élite se trasladó a nuevos lugares de sociabilidad (haciendas y pueblos) como lugares exóticos. Las exclusividades se ampliaron a finales del siglo XIX con los vapores y nuevos destinos: Estados Unidos y Europa. Este trabajo analiza el papel que desempeñó el espacio de exclusividad elitista como referente en la elección de sus destinos y en su diferenciación social con el pueblo.