Los presuntos secretos familiares y los secretos a voces, fueron –y continúan siendo– una parte muy significativa de los rituales de la comunicación de la sociedad meridana del si-glo XIX. La divulgación de ciertos asuntos de la vida privada a través de murmullos o de los llamados, en el lenguaje popular, chismes, a menudo puede perjudicar determinados intereses o destruir la reputación de los involucrados. Así, en este trabajo se analiza cómo, mediante pactos no firmado ni reconocidos, los miembros de las familias más influyentes escondían entre sí los secretos de sus familias en un ambiente de reciprocidad y complicidad. Este pacto, sin embargo, no significaba el desinterés ni continuidad en la transmisión de los murmullos y de los chismes. De hecho, en este mundo social este ritual representó una necesidad en tanto que en las reuniones sociales el intercambio de conocimiento de la vida privada, comportamientos, orígenes familiares, etc. tenía un papel destacado porque como reza el principio el conocimiento es poder.