El presente trabajo busca poner de relieve la devoción al Niño Dios como un aspecto importante del catolicismo popular, en su vertiente del fervor a los santos. El texto hace énfasis en Yucatán y muestra la relación de este culto con la perspectiva maya sobre el cuidado de los niños, en especial sobre la contención de las emociones infantiles, cuyo frágil equilibro es necesario para el bienestar familiar. De la misma forma, las celebraciones destinadas a honrar al niño dios, se encaminan a mantener el tenue balance entre su enojo y beneplácito. Las nociones mayas acerca de los niños como cuidadores, mensajeros e intercesores, son relevantes también en este culto.