La movilidad estudiantil es una experiencia que cada vez más estudiantes universitarios buscan experimentar. Las instituciones de educación superior la promueven como estrategia buscando la internacionalización curricular y el desarrollo de habilidades de sus estudiantes. Sin embargo, los logros académicos y profesionalizantes que son alumnos adquieren representan sólo una parte de la experiencia. Este estudio se centró en comprender la experiencia de encuentro intercultural que experimentan los estudiantes al trasladarse a un nuevo país y los cambios que se originan a partir de este contacto, conocido como aculturación psicológica. Con base en el medolo de aculturación desarrollado por Berry se analizó la experiencia de seis estudiantes universitarios adscritos a la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). El trabajo se realizó desde una aproximación cualitativa, interpretativa y fenomenología, centrada en el contacto intercultural y se dividió en tres momentos: antes de que los participantes viajaran el extranjero, durante la estancia de movilidad y posterior a su regreso. La información se obtuvo con base en entrevistas y reporte reflexivos a lo largo del proceso y fue analizada mediante tablas y mapas discursivos. Los principales hallazgos permiten afirmar que, el estrés por aculturación psicológica experimentado durante una estancia corta es bajo y, contrario a lo reportado por la literatura internacional, el aspecto económico figura como agente estresor sólo durante el inicio. Los factores emocionales son determinantes tanto en la elección del destino como en la búsqueda de estrategias que les permitan alcanzar sus metas. El vínculo formado a nivel intragrupo, es decir, con compañeros de la misma universidad con quienes se comparte la experiencia y la elección de destinos culturalmente afines, contribuyó a que el estrés por aculturación sea bajo y de corta duración. El encuentro intercultural permite la valoración de los propios elementos culturales, así como responder con una actitud de integración hacia los elementos culturales, así como responder con una actitud de integración hacia los elementos de la nueva cultura con la que conviven. La aculturación, como un proceso que produce cambios, es parcialmente alcanzada durante las estancias cortas, pues el contacto intercultural se limita a sus pocos meses. Finalmente, se incluyen sugerencias a considerar en la futura implementación de apoyo para los estudiantes que participan en programas de movilidad. Las estancias en el extranjero, aunque sea por periodos cortos, favorecen del desarrollo de actitudes como la tolerancia. Aprender a convivir y respetar al otro y sus costumbres, creencias y valores es particularmente necesario en estos momentos en los que salas diferencias forman parte de la cotidianeidad.