¿Qué haríamos si pudiéramos saber, con una precisión razonable, el momento en que moriremos? ¿Qué haríamos si alguien nos dijese que mediante una fórmula puede predecir, con una buena aproximación, la edad en que empezaremos a decaer hacia el fatal desenlace? Aunque suene a ficción, hay algunas enfermedades para las que sí existen tales fórmulas, como es el caso de la “Corea de Huntington”.