Después de la Revolución de 1910 México adoptó, en el discurso, una política asimilacionista en la cual el mestizo se transformó en el protagonista oficial de la historia, planteando con ello una sola forma de ser mexicano. Este trabajo busca mostrar cómo “lo maya” fue y ha sido utilizado para construir el regionalismo yucateco, y cómo este regionalismo es una respuesta al proyecto homogenizador nacional. El regionalismo yucateco ha ido acompañado de un orgullo que se nutre de una relación ambivalente con “lo maya” (admiración y desprecio) y de una marcada distancia con el centro político del país y su discurso mestizante. También quiero dar cuenta de cómo, tanto el nacionalismo como el regionalismo, utilizan los mismos recursos para conformar identidades y cómo éstas se van transformando en el tiempo.