El alcoholismo es un problema de salud pública en México; deteriora la salud física y mental, el funcionamiento social, familiar y económico de quienes lo padecen y las personas que los rodean. Entre las principales enfermedades que afectan la salud mental de las personas con alcoholismo están la depresión y la conducta suicida, especialmente exacerbadas durante el periodo de abstinencia; sin embargo se desconoce si estos trastornos permanecen después de haber superado este periodo y el papel y la importancia del apoyo de la familia y la sociedad durante el periodo de rehabilitación; por lo que el Objetivo: Determinar si existe asociación entre la depresión y el riesgo suicida después del periodo de abstinencia con el apoyo familiar y social de las personas en proceso de rehabilitación por dependencia al alcohol. Metodología: Estudio transversal y analítico que incluyó a 70 hombres internados en el Centro de Rehabilitación Cottolengo de Yucatán, que tuvieran mínimo 4 meses sin consumir alcohol. Se les aplicaron las escalas de Depresión de Beck, la escala de riesgo suicida de Plutchik, el test de Duke-Unk, el APGAR familiar y el AUDIT. Resultados: El 76% de los participantes presentó depresión y el 57% riesgo suicida; el 62% percibió a sus familias como disfuncionales y el 53% percibió un pobre apoyo social. La presencia de depresión se asoció con riesgo suicida (p= 0.0021), con disfunción familiar (p=0.036) y con deficiente apoyo social (p=0.011). Conclusiones: Implementar actividades familiares y sociales en los programas de rehabilitación las personas internadas en centros de tratamiento de adicción o dependencia al alcohol, podría disminuir la frecuencia de síntomas depresivos y conducta suicida, mejorar su calidad de vida y prevenir las recaídas. Lo anterior señala las complejas relaciones del ambiente social y familiar con la salud mental.