Durante la anestesia los procesos fisiológicos normales se ven afectados, lo que puede alterar la homeostasis del paciente. Los objetivos de la monitorización perianestésica son asegurar que la profundidad anestésica es adecuada pero no excesiva, que las funciones vitales sean adecuadas, detectar de forma rápida la presencia de alteraciones en las funciones vitales que puedan comprometer la homeostasis, ayudar a instaurar la terapia necesaria para corregir las alteraciones en estas funciones, aumentar la seguridad anestésica disminuyendo la mortalidad y las complicaciones perianestésicas; mantener un registro escrito de los sucesos que ocurren durante la anestesia. La vigilancia de la profundidad de la anestesia, circulación, oxigenación, ventilación y termorregulación debe considerarse un estándar de atención en todos los pacientes caninos y felinos. Los colegios internacionales de anestesia y analgesia (ACVAA, ECVAA) así como la asociación de anestesistas veterinarios (AVA) recomiendan la monitorización durante la anestesia en animales. Se ha demostrado que la mortalidad y las complicaciones perianestésicas disminuyen cuando se monitorizan las funciones vitales durante la anestesia, ya que esto permite la detección temprana de problemas (hipotensión, hipoxia, hipercapnia grave).